Desde la perspectiva galáctica y universal que son por así decirlo las jurisdicciones a las que corresponde éste planeta y su Humanidad actual, la tierra resulta ser una aldea, pequeña por cierto y no obstante, significativa para los planes superiores que les dieron origen y que le siguen sustentando, así el olvido sobre nuestra historia y proyecto evolutivo sea una constante en la amnesia a la cual hemos estado sometidos en especial en los últimos cinco mil años.
Al cierre de dos ciclos, uno geológico -el Cuaternario- y otro humano –la Tercera Fase o de desarrollo de la Mente humana ó cerebro neo-cortex-, el Universo local Nebadón ó Universo Padre, en asocio con la Galaxia Madre local, para los científicos llamada Vía Láctea y para los instructores maya-galácticos denominada AM, Madre o Maya, es apenas natural que reclamen o monitoreen el resultado de su siembra a través de las familias estelares que para tal efecto aquí se dieron cita; millones de años invertidos con la paciencia del buen sembrador y al final, tener que entenderse con oportunistas que hacen presencia en la recta final para intentar hacerse al fruto de la huerta no sembrada ni cuidada desde remotas eras.
Si ahora no logramos dilucidar nuestra verdadera historia evolutiva y el compromiso con la Ley de Vida, corremos el grave riesgo de tomar el camino equivocado, asumiendo la decisión indebida hacia la cual hemos sido manipulados a través de una desinformación sistemática e intencional. Es justo el momento en que no podemos darnos el lujo de seguir siendo inconcientes, tanto de lo que somos como de lo que representamos en el ajedrez galáctico, una ficha aparentemente insignificante como un peón, puede significar la diferencia al final de la partida. La Humanidad, la gente con consciencia de sí, es ese peón de las fichas blancas que dada su privilegiada posición en el tablero actual del escenario planetario, puede dislocar la aparente ventaja de las fichas negras y es precisamente para ello que le marean como al toro antes de matarle; si el peón no toma la decisión apropiada, perderá la partida, su partida y es menester tener en cuenta que para este específico proyecto que es el nuestro no hay otra partida, no tendremos otros 216 millones de años por delante para corregir una mala decisión ahora, tampoco seremos condenados o no redimidos como apuntan algunos, quizá habrá otras oportunidades pero no aquí ni ahora; eso es lo que las fuerzas del oprobio babilónico no quieren que nos enteremos ni que prestemos atención a lo esencial y para ello tanto barullo de guerras y terrorismos, de circos y componendas en todas las esferas del acontecer planetario. Es nuestro derecho saber sobre la delicadeza de este momento, la decisión de cada uno será interna, solo que si no sabe de qué se trata su voto podrá ser comprado por un plato de lentejas, así se representó el engaño, así también puede terminar. Tú y solo tú eres el responsable de tu inviolable decisión, entérate ahora o podrá ser demasiado tarde.